Unas "fiestas sin fiestas"

El covid nos ha cambiado la vida, y de qué manera. Desde hace unos meses todo aquello que a veces no teníamos demasiado en cuenta, ahora pasamos a valorarlo, y de qué manera. Desde aquellos pequeños detalles cotidianos, esos que pasan desapercibidos todos los días, hasta nuestras familias, nuestro trabajo... nuestra libertad.

Y es que esta pandemia nos ha tocado no sólo en lo económico en muchos casos, si no en lo emocional a nivel global. Todos de una manera u otra nos hemos sentido tocados por esta enfermedad, ya no sólo por los meses de confinamiento, si no por muchas cosas que hemos ido viendo a lo largo de este tiempo, desde marzo, y que nos han pasado y nos seguirán pasando factura.

A nivel local, nuestra identidad como pueblo también se ha visto "tocada". Aquí somos "afortunados" en muchos sentidos, pero también hemos sentido un coletazo de lo que está pasando fuera, y ójala sigamos así, obviamente. De todas formas, nuestras libertades, por precaución, por sentido común, se han visto cortadas.. primero fue la Semana Santa... luego nuestra querida Romería, y ahora nuestras fiestas patronales... nuestra semana cultural, nuestros encierros... esta mañana habría de haber un ambiente bárbaro en la Calle San Benito, un bullicio de gente, caras sonrientes, saludos a personas que hace tiempo que no ves... somos de una forma de ser que necesita del contacto con otras personas, somos de dar abrazos, de apretar las manos, de dar besos, de reir, cuchichear, y andar con "los nuestros" horas y horas de un sitio para otro... pero es lo que nos ha tocado vivir, y hay que ser consecuente con ello. 

Tengamos conciencia, seamos conscientes de lo que esta pasando, de lo que nos jugamos, y pongamos de nuestra parte para que dentro de 365 días, el cohete que anuncia que el novillo está al salir vuelva a sonar en el cielo castellariego. Eso querrá decir que hemos podido vencer entre todos al "bicho" y que poco a poco estamos volviendo a la normalidad. Mientras tanto, pensemos un poco con la cabeza